sábado, 25 de mayo de 2013


A comienzos del siglo XVI surgió en Alemania un movimiento religioso reformista que rechazó el dogma católico y negó la autoridad del papa. La Reforma puso fin a la unidad del catolicismo y dio lugar a otras religiones cristianas que fueron llamadas protestantes. 

Martín Lutero (1483-1546) es el gran impulsor de la reforma de la Iglesia. Es un fraile agustino que considera que la ostentación y el lujo de la Iglesia y del papado está en contra del mensaje evangélico.


La Contrarreforma toma cuerpo en el Concilio de Trento (1545-1563), que se convoca a petición de todo el mundo, para resolver los litigios planteados. En un principio pretendía reconciliar a la Iglesia católica con los protestantes, pero triunfaron las tesis más intransigentes. El concilio lo convocó Pablo III y lo cerró Pío IV. Tras la discusión se decretaron una serie de normas para los ritos y la organización de la Iglesia, que serían de obligado cumplimiento para todos, y que durarían hasta el siglo XX. Es, ante todo, un concilio normativo en el que se organiza la doctrina y se determinan los dogmas de la Iglesia. Declara que sólo el clero tiene potestad para interpretar la Biblia, y que la fe en Dios es fundamental para la salvación así como las buenas obras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario